
El artista nos ofrece un discurso desde diferentes concepciones estéticas.
Un entramado de situaciones sociales, psicológicas, creativas, existenciales y un tanto coyunturales. El ser humano como argumento y motivo. El entrecruzamiento de variadas morfologías de la línea y la mixtura de tonalidades cromáticas en una misma composición.
La selección de títulos fuertemente escogidos desde niveles gramaticales y morfo – sintácticos; resultan algunas de las cuestiones presentes en las obras del artista holandés Patrick Koster.
Realizadas en los últimos tiempos desde el empleo de la técnica del collage de película adhesiva sobre poliéster de dibujo montado en una caja de luz, el autor de obras como: “La masacre de los inocentes” y “Las quejas de un Ícaro”; propone creaciones pictóricas con puntos referenciales a sucesos históricos, como la Guerra de Secesión en Estados Unidos; literarios como “La Divina Comedia”; y sociales como los actos de violencia que acontece en diversas ciudades norteamericanas.
En un siglo visualmente saturado por “nuevos intentos creativos y pseudas formas de realización”, Koster, cuan cronista de su tiempo intenta reflejar las vivencias de la sociedad, en ocasiones, determinadas desde una simbología y un discurso visual un tanto apocalípticos en cada una de sus propuestas.
Con un carrera profesional sustentada por sus estudios en importantes instituciones académicas de su país como la Academia Gerrit Rietveld y el Instituto de Arte y Pintura ambos en Ámsterdam, Holanda; en sus escenas se aprecian una progresión creativa y un estilo bien definido por su creador.
La obra del representante del arte contemporáneo holandés puede ser apreciada desde este mes en su perfil en la comunidad artística de Artecru.