
Ocultar el rostro no siempre es señal de haber obrado mal.
Elementos y técnicas tradicionales como el óleo y lienzo conjugadas con estructuras visuales seminstalativas creadas a partir del cartón; la intención de provocar al público más allá de lo que puede o quiere ver; intentar descifrar el enigma que se oculta bajo un máscara resultan algunos de las cuestiones presentes en “Interior” (técnica mixta, 100 x 80 cm).
Una de las más recientes creaciones visuales del joven artista Daniel Rodríguez Ramírez presentada en el Salón de Máscaras auspiciado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) en su sede de la ciudad de Matanzas.
Uno de elemento notable en esta obra es el empleo de la perspectiva, de ella depende su entendimiento y comprensión. Pues esa tercera dimensión creada a través de la seminstalación propone diversas lecturas.
Una de ellas y quizás la más sencilla de todas podría ser que en casi todo el plano compositivo de la pieza se construyó una de las denominadas “ciudad del futuro”, de esas que se muestran en una diversidad de productos cinematográficos de ciencia ficción.
“Interior” refleja el modo de ver y apreciar el mundo tanto interior como exterior de su autor, pues él mismo presta su rostro para conformarla, a la vez que sus ojos se convierten en un catalejo oculto bajo la mirada perspicaz de una máscara creativa.
En el certamen cuya referencia parte en las festividades carnavalescas, varios artistas entre ellos Rodríguez Ramírez, proponen sus creaciones desde una diversidad de visiones y en las que el Art Povera constituye el nexo central que las une entre sí.
Una propuesta que intenta rescatar el antiguo oficio de la confección de las máscaras esta vez desde las artes visuales y la contemporaneidad.
En la comunidad artística de Artecru los interesados pueden encontrar una selección de las piezas de este joven artista.
